A poco más de dos meses de que finalice el contrato de Leo Messi en el París Saint Germain, y ya con las negociaciones caídas respecto de una posible continuidad, el mejor del mundo tiene decidido regresar al Barcelona. El club también quiere tenerlo de vuelta y por ende trabaja en forma incansable para reducir el presupuesto anual que le permita ficharlo, y tiene como ventaja que la decisión de Leo no se basará estrictamente en lo económico, él quiere jugar en el club que revolucionó y de formó los últimos años de su carrera más allá de lo que vaya a percibir económicamente.
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Sin embargo, y pese a toda su voluntad, existe actualmente una suerte de asterisco que pone en duda su decisión, y está relacionada a que el Barcelona sea expulsado de la UEFA Champions League 2023/24. El presidente Ceferin fue contundente al mencionar que por el caso de corrupción que envuelve por estos días al mundo Culé, por supuestos pagos a los árbitros durante más de una década, la UEFA podría decidir que el Barca no participe de la próxima edición a modo de castigo y hasta que se resuelva la cuestión.
Messi quiere jugar la Champions League, más allá de que entienda que haya o no plantel para ganarla. Es una obsesión que tiene y sabe que le quedan pocas, por eso, en caso de que el Barca sea expulsado de la competición, podría rechazar la posible vuelta y quedarse a jugarla con el PSG. En tal caso, habría que ver qué escenario se crea si eso pasa ya que la dirigencia parisina está incómoda con Leo, ya que interpretan que su negativa tiene que ver con no querer formar parte del proyecto venidero.
La prensa local habla de que Leo Messi ya habría aceptado de palabra los dos años de contrato, con opción a uno más, y ser anotado como un jugador que ganaría 13 millones por temporada, número que cambiaría si el club consigue reducir salarios y ceder futbolistas a préstamo, además de vender, pero todo esto sujeto a que resuelva el tema de corrupción que surgió con el caso Negreira, de lo contrario, no habría segunda vez…