Se conocieron en un torneo de juveniles en Chapadmalal, compartieron equipo en uno de los cuadros más grandes de la Argentina y forjaron una de las amistades más grandes que da el deporte. La historia de Emiliano Martínez y Alejandro Muñoz, las cábalas en Qatar, el tatuaje y el origen del apodo “Dibu”, uno que recorrió toda la República Argentina.
Alejandro Muñoz dialogó con el Diario Olé y dejó perlitas de ciertos momentos: “Nosotros somos de la misma categoría. Yo jugaba para Independiente y él, para San Isidro de Mar del Plata. A lo largo de esos 15 días que duró el torneo de Chapadmalal compartimos todo: comidas, hotel, viajes y partidos… En los días que teníamos libre, Beto (el padre de Dibu) nos llevaba a la playa con los otros chicos. Ahí me apegué mucho a Emi y a todo su entorno”.
Con apenas doce años, Martínez y Muñoz se juntaron nuevamente mediante el fútbol, en la novena de Independiente. “Cuando llegó al Rojo nos reencontramos y fue amistad a primera vista. La pensión nos terminó de unir. Él siempre fue un chico tranquilo, nunca se metía en quilombos y se llevaba bien con todos. Como se ve ahora en la Selección, así, súper alegre y gran pibe. Es más, en la pensión fue cuando lo apodé Dibu…“.
El origen del famoso apodo “Dibu”
“Estábamos en el comedor de la pensión con la tele prendida. En un momento pasan la propaganda de la película de Dibu, que en aquel momento estaba de moda. En ese momento lo miro y le digo: “No, chabón, vos sos igual a Dibu”, nos cagamos de risa y le dije: “Ya está, quedaste como Dibu”. Y a partir de ese día empezamos a decirle Dibu. Más allá de que yo lo bauticé como Dibu y cuando éramos chicos le decía así, los más cercanos lo llamamos Emi”.
Ya con una amistad avanzada, y totalmente consolidada, más allá de los diferentes caminos que ambos tomaron, las cábalas en Qatar fueron sagradas. “Todos los días de partido me mandaba una foto del vestuario con la ropa del partido, los guantes y los botines. El único partido que no me lo mandó fue con Arabia, y a partir del segundo, en todos tuve la foto“, cuenta Alejandro.
Finalizado el Mundial, y con Argentina campeona del mundo ante Francia, y con un “Dibu” fenomenal y figura, la promesa se llevó a cabo y se cumplió. “Le propuse hacer un tatuaje entre nosotros dos, que no lo tuviera nadie más. Y cuando llegó acá quedamos en tatuarnos la Copa del Mundo con la frase “que la pasión te lleve a la gloria”. Quedó lindo“.