
Argentina perdió en su debut mundialista en Qatar contra Arabia Saudita, en un partido extrañísimo por donde se lo mire. Se pudo ir por tres goles arriba al término del primer tiempo, y en una ráfaga los árabes le dieron vuelta el resultado, exponiendo una de las versiones más impotentes nunca vistas del equipo de Scaloni. Hubo confusión, sorpresa, miedo. Había que evitar que la negatividad se apodarse de un equipo que sabía, tenía que levantar anímicamente tras el golpe y en ese sentido, todo método vale.
Cuti Romero, estandarte de la defensa, tuvo durante ese duelo su peor partido. Estaba bajo, preocupado. Entonces, durante una charla con su compañero de habitación, Lisandro Martínez, en donde estaba también Nahuel Molina, le pidió al central del Manchester United si podía acudir a su fe para eliminar el aura negativo que reinaba, y como era de esperarse, Licha accedió.
Con Licha compartimos siempre la pieza y el Moli siempre estaba con nosotros. A Licha le digo el santo porque es muy creyente y, después del primer partido, yo estaba mal y me decía ‘tenés que cambiar la energía’. Trajo un millón de palo santo y empezó a prender por todos lados. Un humo por todos lados, por eso quedó esa anécdota”.
El hecho fue que real o no, la acción energética tuvo resultado inmediato. Al menos, y tal como dejo a entrever, terminaron protagonizando una escena divertida que seguramente sirvió para cambiar el humor.
Por otro lado, el defensa central del Tottenham reconoció que durante la tanda de penales contra Francia en la final, solo vio ejecutar a Messi, tras eso, no pudo ver más nada: “Me parece que el único penal que vi fue el de Leo… Después estaba arrodillado en el piso, Dybala me levantaba a cada rato y yo no quería mirar. Estaba rezando, pidiéndole a Dios que se nos dé y no pude ver toda la definición. Fue la primera vez porque siempre los veo, no tengo problema, pero en ese momento no podía”.