Todavía no es oficial, pero está al caer la salida de Leo Messi del PSG. Todo inicia allá por octubre de 2022, el PSG le comunicó a Leo por intermedio del director deportivo, Luis Campos, que tenía intenciones de extender el contrato con él por una temporada más, hasta junio de 2024. Messi, contestó que él también tenía el plan de renovar, pero que quería negociar su continuidad una vez que finalizara el Mundial de Qatar, a lo que las autoridades parisinas asintieron y por ende, esperaban que tras la conquista se produjese la firma y por ende extensión.
Messi tenía intenciones de seguir una temporada más, pero cuando volvió al club tras ser campeón del mundo, se encontró con un frío recibimiento, tanto de la dirigencia como de la gente. Algo de lógica podía tener, ya que venía de amargarle el Mundial a Francia. Pero el ninguneo de la gente caló hondo en el mejor de la historia, que curiosamente, fue el único de los campeones a los que su club no le organizó homenaje frente a su gente.
Apenas un pasillo de aplausos y ya por parte de los compañeros en su vuelta a los entrenamientos y una placa pequeña como homenaje como regalito del club. No le gustó nada a un Leo acostumbrado al afecto, apoyo incondicional y reconocimiento. Volvió a jugar a mediados de enero como local, y además de no haberle hecho siquiera un homenaje, la gente tampoco lo ovacionó a modo de felicitación. Por lo que a fines de enero y con la dirigencia esperándolo, se empezaba a romper la relación Messi-hinchas.
La forma de que la energía cambiase era una sola: ganándole al Bayern Múnich a mediados de febrero la llave de octavos de final de la Champions. Pero no ocurrió. Si bien Leo siempre juega bien, sus compañeros no estuvieron finos y pese a ello, fue responsabilizado por la hinchada como el protagonista de la derrota, terminándose de romper de esa manera la relación, fogoneada además por la prensa local, adepta a pegarle desde hace tiempo.
A todo esto, Leo venía siendo el mejor de la temporada en el equipo, superando a Mbappé y a Neymar por ejemplo. Pero el PSG lo eligió como villano en una de las jugadas menos inteligentes de la historia y despertó a su ex, al Barcelona, que si bien no tiene ni tenía para ofrecerle un contrato similar, alzó la mano al ver que allá en París estaban dándole a su máximo ídolo.
En simultáneo, PSG le ofrecía a Leo mantener las condiciones del contrato actual, de casi 100 millones por año, y lo invitaba a formar parte de un proyecto deportivo que girará en torno a Kylian Mbappé. Messi, más allá del divísmo que pudiera sentir, entendía que para dar su mejor versión como ocurre en Argentina, era menester que se armase una estructura que girase en torno a él.
A tres meses de que venza el contrato, la dirigencia del PSG se plantó y le dijo a Jorge Messi, padre y agente del crack, que no seguirán negociando con él porque entienden que Leo quiere irse y está dilatando la cuestión, lo cual a la libre interpretación suena verdadero, y por todo esto que decíamos, tiene sentido.
Messi se irá del PSG porque no le dieron afecto ni la importancia que se ha ganado en el proyecto, no por una cuestión económica ni de incomodidad en París, o porque lo quiera el Barcelona de regreso. Se irá porque no está para soportar a esta altura la la desidia parisina.