Era 2014 cuando Atlético de Madrid decidió fichar a Ángel Correa, la estrella de San Lorenzo. El joven argentino iba a hacerse unos estudios para firmar contrato y luego tenía la oportunidad de jugar semifinales de la Copa Libertadores con el ‘Ciclón’. El problema surgió a la hora de detectar que tenía un tumor benigno en su corazón y que requería de una rápida cirugía.
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“En ese tiempo todavía era muy reciente la pérdida de mi papá y de mi hermano, la verdad que lo tomé de esa manera si me tenía que ir: ‘si sale todo mal, me voy con mi papá, que lo extraño mucho y así si sale todo bien quiero volver a ser futbolista’. Lo único que pensaba era en esas dos cosas”, aseguró en una charla con el diario Marca.
“Fue muy duro, con 18 años. Llegar por primera vez a Europa, nunca había viajado para acá. Fue un golpe muy duro encontrarme eso en la revisión médica, pero por suerte salió todo bien, pude entrenar y sentirme futbolista a los pocos meses. Sólo tengo palabras de agradecimiento al Atlético que se encargó de todo y de la operación para ayudarme a salir adelante”, agregó Ángel sobre lo sucedido.
Cómo ayudar a sus hermanos
“Tengo siempre la imagen de mi papá que pasaba siempre caminando y me veía jugar. Tengo la posibilidad de recordar eso porque lo perdí cuando tenía diez años, pero por suerte tengo buena memoria y lo recuerdo así”, contó sobre su padre.
“En ese momento no lo pensaba, no me daba cuenta, era inocente. Lo que tenía claro era que lo poco que me pagaban por jugar a la pelota se lo daba a mi mamá para que ayudara a dar de comer a mis hermanos, que éramos diez. Eso me daba felicidad por ayudar a mi mamá y a mis hermanos”, cerró Ángel.